Verity Bottroff
Presentado en 1999 en la Autism 99 International Autism Conference
Traducción: María Soledad Finnemore
Tabla de contenidos
La investigación para entender las mayores dificultades experimentadas por personas con autismo en el procesamiento de la información social ha permitido ver tres grandes áreas de desarrollo: Emoción, Teoría de la Mente y Atención Conjunta. El enfoque metodológico de esta investigación ha implicado generalmente el uso de novedosas actividades estructuradas y simuladas para lograr respuestas. Los defensores de las áreas identificadas del funcionamiento cognitivo social han sugerido sus respectivas áreas de investigación como el déficit primario asociado con desórdenes del espectro autista. Sin embargo, la búsqueda del déficit primario continúa.
Hobson (1986a, 1986b, 1989, 1990, 1991, 1992, 1993a, 1993b) ha sido el más fuerte defensor del papel de la emoción en el desarrollo de las relaciones interpersonales como déficit primario en las personas con autismo. Ha presentado datos indicando que las personas con autismo tienen una mayor dificultad en comprender la emoción y ha argumentado que esto afecta adversamente sus interacciones sociales.
Baron-Cohen (1989a, 1989b, 1991, 1992, 1993) Baron-Cohen, Leslie and Frith (1985, 1986) y Leslie y Frith (1988, 1990) han propuesto una "teoría de la mente" alterada en las personas con autismo. Esta visión implica que hay una dificultad en la comprensión de los estados mentales de uno mismo y de los demás y que esto restringiría severamente la comprensión de muchas situaciones sociales cotidianas.
Mundy y Sigman (1989a, 1989b), Mundy, Sigman y Kasari (1993) y Yirmiya, Sigman, Kasari y Mundy (1992) propusieron un modelo que prioriza los déficits de logro de la atención conjunta como el deterioro primario en personas con autismo. Este modelo sugiere que la fuente de información en interacciones sociales (intercambios afectivos compartidos) y la capacidad para interpretar la información (procesos cognitivos implicados en el análisis) pueden ser disfuncionales en las personas con autismo. Los defensores de esta posición consideran que los déficits asociados con la habilidad para prestar atención conjunta pueden afectar adversamente las bases del desarrollo para un conocimiento social.
Otras fuentes de valiosa información concerniente al funcionamiento cognitivo social son los datos anecdóticos proporcionados por las personas con autismo (Grandin, 1992; Grandin and Scariano, 1986; Miedzianik, 1986; Sinclair, 1992; Williams, 1992, 1994), familiares de personas con autismo (Copeland, 1973; Morphett, 1986; Park, 1983, 1986), e informes profesionales de observaciones clínicas (Mesibov, 1986; Rutter, 1983). Análisis de estos datos evidencian ejemplos de desafíos cotidianos para aquellos que sufren el autismo, incluyendo dificultades en procesar la información social como indica la investigación perfilada anteriormente.
Una preocupación adicional evidenciada por algunas personas con autismo (Miedzianik, 1986; Sinclair, 1992; Williams, 1994), familiares (Akerley, 1992) y profesionales (Mesibov, 1992; Hartup and Sancilio, 1986) es el deseo para desarrollar amistades durante el período adolescente o de jóvenes adultos. Hay también un reconocimiento de las dificultades asociadas con la comprensión del concepto amistad y el proceso de adquisición de amigos.
Un análisis de ambos, investigación y datos anecdóticos, han provocado una serie de preguntas: ¿Cómo se perciben las personas con autismo a sí mismas respecto a los demás?, ¿qué concepto tienen de la amistad?, ¿qué comprensión tienen ellos de los procesos implicados en la adquisición de amigos?, ¿qué los hace felices?, ¿qué les entristece?, ¿pueden ellos reconocer lo que hace felices o entristece a otros? Una revisión de la literatura nos aclara que no ha habido investigación realizada para explorar, de forma sistemática, el proceso social cognitivo de las personas con autismo en temáticas que implican conceptos tales como teoría de la mente y nociones dentro de áreas de desarrollo que son particularmente relevantes para su adaptación y ajuste social en la vida cotidiana.
En suma, aunque los estudios de investigación revelaron mayor dificultad para las personas con autismo en procesos cognitivos sociales como la teoría de la mente (Barón-Cohen, 1989a, 1989b, por ejemplo), también fue reconocido que un pequeño porcentaje de sujetos, generalmente aquellos de mas alto funcionamiento, fueron capaces de demostrar conocimiento de estados mentales de los otros (Eisenmajor and Prior, 199; Leslie and Frith, 1988; Prior, Dahlstrom, and Squires, 1990). Información anecdótica de unos pocos individuos selectos con autismo (Grandin, 1992; Sinclair, 1992; Williams, 1992, 1994, por ejemplo) permiten sustentar la eventual adquisición de tales conocimientos. Este desarrollo es posible, y en base a qué áreas de funcionamiento cognitivo social prevalezca esto, podría echar luz más adelante sobre la naturaleza y primacía de estos déficits.
Este estudio fue llevado a cabo primeramente con las percepciones de individuos con autismo en las áreas de desarrollo asociadas con atribuciones de sí mismo y otros, emociones de sí mismo y otros y amistad. Explorando cómo perciben las personas con autismo, por ejemplo, sus atribuciones personales y las de los demás, los implica en procesos cognitivos sociales que pueden revelar niveles de comprensión asociados con conceptos tales como la teoría de la mente.
La siguiente pregunta se origina asociada con los hipotéticos déficits sociales. ¿Son estos déficits los más aptos para reflejar una desviación o demora en los procesos cognitivos sociales? Son considerables y evidentes los debates en la literatura sobre autismo con referencia a describir los déficits asociados como desviados o representando un retraso en el desarrollo (Denckla, 1986; Le Couteur, Rutter, Lord, Rios, Robertson, Holdgrafer, and McLennan, 1989; Prizant and Duchan, 1981; Prizant and Wetherby, 1989). Este debate sobre la desviación o retraso proporcionó la razón fundamental para la inclusión de un grupo de sujetos que se fueron desarrollando dentro de las normas esperadas.
Otra pregunta es ¿cuan específico es la posible desviación y/o retraso en el síndrome autista? Los resultados de la investigación sugieren que personas extraídas de una población comparable con dificultades de aprendizaje y discapacidades intelectuales leves serían un grupo de comparación adecuado. Por ejemplo, Holder y Kirkpatrick (1991) encontraron que niños y adolescentes con discapacidades de aprendizaje fueron menos exactos al interpretar expresiones emocionales que su grupo normal y Bachara (1976) también notó inadecuaciones en individuos con discapacidades de aprendizaje en habilidades que implicaban empatía. También se encontraron adolescentes con discapacidades de aprendizaje y discapacidades intelectuales leves para experimentar las dificultades en el procesamiento de tareas de la teoría de la mente (Benson, Abbeduto, Short, Nuccio, and Maas, 1993).
La muestra incluyó 21 adolescentes y jóvenes adultos con autismo (edad media de 20,19 años) diagnosticados por servicios de los centros para personas con autismo. El grupo de comparación consistió en 21 adolescentes no autistas y jóvenes adultos con otras discapacidades del desarrollo (edad media de 18,33 años) evaluados como dificultades de aprendizaje significativas, o discapacidades de aprendizaje o discapacidades intelectuales leves. Un tercer grupo de comparación incluyó 42 individuos con rango de edad de 4–18 años que se fueron desarrollando dentro de las normas esperadas. Para la comparación de datos, este grupo normativo fue dividido en los siguientes sub-grupos: 4–7 años, 8–11 años y 12–18 años. Estaba previsto que podría lograrse una valiosa información al tener grupos de comparación más jóvenes, particularmente dada la severidad de las dificultades en el área de cognición social en los individuos con autismo.
Los dos grupos fueron equiparados en habilidades verbales y ambos grupos fueron divididos en alto y bajo funcionamiento para comparaciones adicionales. Alto funcionamiento fue definido con un puntaje basado en el Peabody Picture Vocabulary Test (forma M) de 70 hacia arriba y bajo funcionamiento, por debajo de 70.
Una entrevista estructurada de cognición social (SCSI) fue diseñada para obtener percepciones de los participantes sobre el fenómeno social que se relacionaba con ellos mismos y lo más significativo de los demás. Las preguntas buscaban información sobre las atribuciones que se asignan a ellos mismos y a los demás, sus habilidades para identificar y manejar sus emociones y las emociones de sus parejas y sus percepciones sobre la amistad.
El SCSI fue dirigido con una muestra total de 84 participantes. Las respuestas fueron grabadas, transcritas y luego analizadas utilizando los perfiles apropiados de desarrollo mental existentes. La puntuaciones fueron asignadas a los perfiles y el rango de puntaciones significativas de un análisis estadístico de desviación estándar fue luego comparado a través de los grupos. Un valor fijo interno de fiabilidad se obtuvo del análisis de respuestas y la fiabilidad fue de 0,85 y por encima (estadística kappa) para todos las clasificaciones. Fueron utilizados los datos estadísticos Kruskal Wallis para el análisis de respuestas que implicaban niveles de desarrollo y fue utilizado un test de puntuación Chi para evaluar las diferencias cualitativas en la naturaleza de las respuestas. El nivel de significación fue establecido en 0,5. Dada la extensión de los ejemplos de datos seleccionados se utilizó como muestra los resultados de tendencias generales.
En la sección atribuciones de uno mismo y de los otros, el enfoque del análisis implicó la comprensión de un yo psicológico interno y conceptos de teoría de la mente, en los niveles más altos. El análisis de respuestas a las siguientes preguntas ofrece un ejemplo de las tendencias generales en los resultados para esta sección. ¿Cómo te describirías a ti mismo?
El sistema de código para esta pregunta utilizó las progresiones de desarrollo mental del concepto de sí mismo explicados por los investigadores Selman (1980) y Harter (1983). Los niveles 1–3 (designados 1–3 puntos) incluyeron: apariencia física y propiedades; el yo mismo interno, características personales tales como sentimientos, cualidades y motivaciones y el surgimiento de la introspección incluyendo la perspectiva de una segunda persona, tales como perspectiva de los padres de su comportamiento, el yo psicológico; la perspectiva de una tercera persona, incluyendo actitudes y creencias reflejando un concepto o teoría de la mente. Los resultados arrojaron evidencia de procesos cognitivos que reflejan conceptos de teoría de la mente en personas con autismo.
El grupo con autismo no tuvo una diferencia significativa con el grupo normal de 12–18 años, mientras que aquellos con discapacidades de desarrollo fueron significativos, demostrando menos habilidad. Cuando los grupos con discapacidad fueron divididos en alto y bajo funcionamiento, la posición para aquellos clasificados como autismo de alto funcionamiento fue comparable al grupo normal de 12–18 años y el grupo de bajo funcionamiento estuvo significativamente por debajo del grupo normal de 12–18 años. El grupo de autismo de alto funcionamiento dio respuestas que trasmitieron características personales tales como sentimientos, rasgos y motivaciones y la aparición de introspección incluyendo la perspectiva de una segunda persona (nivel 2) o la perspectiva de una tercera persona, incluyendo actitudes y creencias reflejando una teoría de la mente (nivel 3). Este modelo de de resultados contrastados entre individuos con alto y bajo funcionamiento fue menos marcado para los grupos de alto y bajo funcionamiento con discapacidades de desarrollo mental que entre aquellos grupos con autismo.
Los resultados anteriores presentan algo de contraste cuando se comparan las respuestas a preguntas asociadas con la amistad, aún el grupo de autismo de alto funcionamiento demostró un nivel de comprensión que se acercaba más cercanamente al grupo normal más joven.
Las respuestas a preguntas sobre amistad, por ejemplo ¿Cómo haces amigos?
fueron analizadas utilizando un diseño de codificación basado en el desarrollo de tendencias demostradas por los investigadores Selman (1980) y Rubin (1980). Los niveles 1–5 incluyeron los siguientes conceptos: realidad física de proximidad, conocimiento de gustos y aversiones de un sujeto, necesidad de agradar y la importancia de conductas prosociales, necesidad de conocer alguien (intereses, cualidades y valores) durante un período de tiempo, percepción de distintas fases al conocer a alguien.
Un análisis de las respuestas que implican el conocimiento de habilidades asociadas con la adquisición de amigos indicó dificultades para las personas con autismo. La muestra de personas con autismo generalmente arrojó una puntuación significativamente mas baja que la muestra con discapacidad de desarrollo mental, a pesar de no haber diferencias significativas entre estos dos grupos. Ambos grupos presentaron unos resultados de actuación significativamente mas bajos cuando se los comparó con los grupos de 12–18 años. Sin embargo, las personas con autismo generalmente estuvieron más próximas a los grupos de 4–7 años en cuanto a desempeño, mientras que aquellos con discapacidad de desarrollo mental estuvieron funcionando al mismo nivel que el grupo normal de 8–11 años.
Cuando los grupos con discapacidades fueron divididos en alto y bajo funcionamiento los grupos de alto y bajo funcionamiento de personas con autismo fueron aún más claramente significativos en sus diferencias respecto al grupo normal de 12–18 años. El grupo de autistas de alto funcionamiento fue comparable al grupo normal mas joven en desempeño y la tendencia del desarrollo para el grupo de autistas de alto funcionamiento estuvo entre el desempeño de los dos grupos más jóvenes. Sin embargo, las puntuaciones de ambos grupos con discapacidades de desarrollo mental fueron comparables a los grupos normales de 8–11 años.
Cuestiones relacionadas con los afectos asociados con la amistad exploraron sentimientos acerca de tener o no tener amigos, sentimientos, causas, efectos y resoluciones de agresividad asociadas con amistad y simultáneamente sentimientos de agresividad en asociación con amigos. Es relevante notar que las preguntas llegaron a ser mas específicas y complejas en términos de contenido emocional, un efecto de acumulación llegó a ser evidente, con lo cual el desempeño de los individuos con autismo, particularmente el grupo de bajo funcionamiento, demostró menos habilidad al afrontar las preguntas. Esta dificultad fue también manifestada por el grupo normal más joven.
La tercera categoría de respuestas implicaba conceptos asociados con afectos o emociones, por ejemplo, felicidad, pena, miedo y amor, en relación a sí mismo y a otra persona significativa (madre) Para codificar estas respuestas se usaron las conclusiones sobre desarrollo evolutivo de Harris, Olthof, Meerum Terwogt (1981) y Harris (1985). Por ejemplo, en el afecto a uno mismo, el nivel 1 implicó una situación de respuesta, por la cual la situación fue conectada a sentimientos emocionales, y el nivel 2 implicó la conexión de emociones individuales en referencia a estados mentales internos. Había tolerancia para la tendencia general de habilidad verbal produciendo un efecto sobre el desarrollo del patrón de resultados para el grupo con autismo. A través de los resultados de percepciones acerca de emociones un modelo relativamente consistente fue el inesperado alto desempeño del grupo de alto funcionamiento con autismo. Este grupo era muy similar en la ejecución al grupo de 12–18 años.
Sin embargo, cuando fue elaborado un análisis cualitativo (usando puntuación chi) sobre la naturaleza de respuestas asociadas con emociones, surgió una visión diferente. Fueron encontradas diferencias significativas en la naturaleza de repuestas asociadas con el afecto a uno mismo, para tres de cinco emociones: felicidad, pena y amor. Estas tres emociones fueron significativamente menos asociadas con personas por aquellos con autismo, incluyendo ambos participantes de alto y bajo funcionamiento, comparados con los grupos de control. En suma, fue evidente para la emoción de pena ser significativamente mas asociada con factores de tiempo por los grupos con autismo comparada con los grupos de control.
Tales diferencias en la naturaleza de las respuestas no fueron reveladas por las emociones asociadas con otra persona significativa, sin embargo, hubo algunas evidencias que sugirieron que fue mas difícil para los participantes con autismo, de alto y bajo funcionamiento, producir respuestas acerca de otra persona significativa.
Los resultados avalan los descubrimientos de Eisenmajor y Prior (1991) y Leslie y Frith (1988) sobre que es probable que la edad verbal mental sea un factor importante para las habilidades de teoría de la mente. Estos resultados proporcionan un extenso apoyo a la posibilidad de un retraso en el desarrollo de la teoría de mente en el autismo en lugar de la probabilidad de un déficit específico con un poder explicativo profundo
(Eisenmajor and Prior, 1991).
En contraste al nivel de habilidad cognitiva demostrada en las respuestas que implicaban conceptos de teoría de la mente, las personas con autismo, incluyendo las de alto funcionamiento, demostraron particularmente niveles de bajo desarrollo mental en conceptos asociados con los amigos. A pesar que la teoría de la mente ha sido propuesta como una posible explicación para sus dificultades de comprensión y para desarrollar relaciones significativas con iguales, los resultados de estas investigaciones no parece avalar esta posición.
El área de afectos y emociones indicó diferencias cualitativas significativas en las respuestas de personas con autismo. Por ejemplo, personas eran menos asociadas con sentimientos de felicidad, y los intereses idiosincráticos en referencia a la felicidad y actividades que ellos disfrutan o podrían disfrutar haciendo con otros, limitarían ciertamente sus oportunidades de desarrollar atisbos de amistad. Los resultados de esta investigación resaltaron las dificultades que podrían estar asociadas con la propuesta de Hobson de la primacía del menoscabo social-afectivo en el autismo. Sin embargo, lo interactivo, el modelo de atención conjunta sugerido por Mundy y Sigman (1989) también parece relevante para la búsqueda de una explicación a las dificultades reales experimentadas por individuos con autismo en su propósito de iniciar relaciones y amistades. La incapacidad para compartir la atención conjunta en los primeros años de desarrollo puede contribuir en dificultades como la reciprocidad asociada con la amistad.
Los descubrimientos de estas investigaciones sugirieron que sería de valor continuar el postulado de Hobson (1992, p. 177) que dice que necesitamos: …una explicación más compleja de las dificultades cognitivas y socio-afectivas que podrían suponer desarrollo y no desarrollo de interdependencias funcionales.
Sigman, Yirmiya y Capps (1995) llevaron adelante un estudio sobre empatía y la habilidad para tener en cuenta la perspectiva afectiva de otro (con un segmento de filmación mostrando un niño sintiendo tristeza, o felicidad, o enfado, o miedo u orgullo) Los participantes con autismo más inteligentes fueron mas capaces de rotular los afectos de otros y fueron mas enfáticos que los participantes menos inteligentes con autismo.
Sin embargo, Sigman et al. (1995) encontraron evidencia para avalar la impresión de que la comprensión social fue forzada en los participantes con autismo de alto funcionamiento. Las observaciones sugirieron que los participantes con alto funcionamiento aparentemente usaron habilidades cognitivas para descubrir la respuesta correcta, como si fuera cuestión de resolver un problema matemático (Sigman et al., 1995, p. 168) Las caras de los sujetos fueron filmadas y ellos vieron la cinta y sus afectos fueron codificados. Se encontraron contrastes entre el grupo normal y los participantes con autismo de alto funcionamiento, encontrando mas concentración y afecto por el último grupo en la manera en que ellos trataron de dar las respuestas. Los investigadores declararon que ellos no eran inicialmente conscientes de lo laboriosamente que estos participantes podían trabajar con sus inteligencias para resolver problemas que significaron apenas lo fueron para los interrogados de desarrollo normal.
Sigman et al. (1995, p. 172) sugirieron que la comprensión social de individuos con autismo, incluyendo los individuos con mas alto funcionamiento es fragmentada y frágil
en relación a las habilidades mas altas de meta representación y sensibilidades emocionales. Ellos propusieron que esto presentaría cambios particulares en situaciones sociales complejas, respecto a la amistad. La comprensión e implementación de habilidades asociadas con amistad supon un relativamente alto nivel de conocimiento social cognitivo.
Una Teoría de la mente caliente explicaría los resultados, Sigman et al. (1995, p. 174) sugieren que sus resultados avalaban la noción de que las personas con autismo sufren un déficit en una teoría de la mente caliente. Este término fue primero introducido por Brothers (1995), a pesar que trabajos anteriores de Brothers y Ring (1992) fueron localizados refiriéndose a los aspectos frío y caliente de las representaciónes mentales. Sigman et al. (1995) interpretó la descripción de Brothers (1995) de una teoría de la mente caliente como un desconocimiento de los componentes afectivos en la comprensión social en contraste con una descripción fría de una teoría de la mente para explicar el desarrollo de la comprensión social.
Brothers y Ring (1992) se refirieron a la propuesta de Leslie (1987), resaltando la metarrepresentación y los procesos de desacoplamiento asociados en la comprensión de estados mentales, como una dimensión cognitiva fría de la teoría de la mente. Otra forma de explicar este proceso es una habilidad para pensar acerca del pensamiento (Bowler 1992). La dimensión de representación de pensamiento que implica la significación social y emocional para el individuo, Brothers y Ring (1992) sugirieron que es una representación caliente del pensamiento. Sin embargo ellos reconocieron que ambas formas de conocimiento están implicadas en la interpretación de interacciones sociales.
Brothers y Ring propusieron que filogenéticamente la teoría de la mente caliente se desarrolla mucho mas tempranamente que la teoría de la mente fría. Esta propuesta central en referencia a la representación humana de la mente es que el nivel sensorial mas bajo adquirido son rasgos de seres animados, como la cara, manos y voces. Entonces, la mas alta representación no es un estado mental sino una persona, un ser humano con rasgos psicológicos. Ellos explicaron que el centro del funcionamiento cognitivo que subyace a la representación de las intenciones y actitudes de los otros, es la conjunción de la significación del gesto para quien lo recibe lo cual es sentido subjetivamente como un afecto social. Por ejemplo, la soledad es el aspecto subjetivo de la conjunción de los intentos de otro para aislarse del grupo. Estos afectos sociales se refieren a la significación de una acción para el observador. Las conjunciones que dan relevancia a estos afectos son aspectos calientes de la representación mental, compuesto separadamente por nuestras reacciones subjetivas al entorno social
Brothers (1995, p. 1173) propone que las dificultades de desconexión afectiva primaria tal y como las destaca Hobson (1986a, 1986b, 1993) son una explicación probable de las dificultades encontradas en los sentimientos de comprensión generados por situaciones sociales (Sigman, et al., 1995). Los humanos poseen un alfabeto o diccionario cognitivo innato de sentimientos sociales (Brothers, 1992).
En relación a los resultados del presente estudio, se propone que las diferencias cualitativas en las respuestas socio-afectivas mostradas por las personas con autismo, incluyendo personas de alto funcionamiento, aparece mas asociado con una teoría de la mente caliente. Tales respuestas asociadas con personas con autismo de alto y bajo funcionamiento, destacan la relevancia del déficit de la teoría de la mente caliente, en el espectro de los desórdenes autistas.
Se puede postular también que las respuestas analizadas de acuerdo al perfil de desarrollo puede ser mejor reflejo de la teoría de la mente fría. La explicación para esta propuesta es que el enfoque estaba en los niveles de conocimiento cognitivo y esto incluye los análisis de desarrollo de respuestas asociadas con afectos de sí mismo y del otro significativo. Sin embargo, como las preguntas socio-afectivas llegaron a ser mas complejas en referencia a los componentes afectivos, por ejemplo las preguntas que implicaban simultáneamente emociones asociadas con amistad, el proceso que se demanda puede reflejar mejor la teoría de la mente caliente.
Esta posición mantiene una posible explicación para los resultados obtenidos por el bajo y alto funcionamiento de personas con autismo, por lo cual la habilidad mental del último grupo produjo un efecto positivo en términos de su nivel de respuestas cognitivas a la mayoría de las preguntas, en particular aquellas que implicaban conceptos de la teoría de la mente y afectos básicos. Sin embargo, el efecto de habilidad verbal llega a ser menos discernible o inexistente en alguno de los análisis de respuestas asociadas con procesos afectivos sociales, por ejemplo, el análisis del desarrollo de emociones simultáneas asociadas con amistad y el análisis de la naturaleza de respuestas a preguntas del afecto de sí mismo. Esto sugiere que el desarrollo de estrategias de compensación asociadas con los aspectos cognitivos más fríos de la comprensión social es factible para las personas con autismo de alto funcionamiento. Sin embargo, demoras en el desarrollo y desviaciones asociadas con la teoría de la mente caliente son evidentes incluso para las personas con autismo de mas alto funcionamiento.
La respuesta de un participante a la pregunta acerca del sentimiento de felicidad en relación a su madre, parece relevante para la discusión de la propuesta teoría de la mente fría o caliente. A despecho de una respuesta de no sé
a la pregunta sobre el afecto que incluye sentimientos de felicidad sobre su madre, este participante de bajo funcionamiento del grupo autista, comentó —nada en mi pensamiento que podría decirme
. Esta respuesta demuestra un inicio de comprensión de teoría de la mente, mas en relación con un proceso cognitivo frío, por cuanto una habilidad para proveer una respuesta cualitativa apropiada, podría reflejar más una teoría de la mente caliente.
La explicación propuesta sobre los resultados del presente estudio parecen congruentes con el análisis proporcionado por Sacks (1995) del desarrollo de Grandin en los procesos sociales cognitivos. Él propuso que Grandin aprendió a computar las intenciones y los estados mentales de los otros, lo cual sugiere una teoría de la mente fría. Sacks también explicó que Grandin aprendió a decodificar las expresiones básicas de emoción sin sentirlas necesariamente y Grandin informó que ella aún experimenta dificultades para interpretar las emociones humanas. Williams (1994) también informó del desarrollo de una habilidad para las emociones elementales pero estas emociones no parecieron enlazadas con lo que ella estaba sintiendo físicamente. Estos ejemplos son sugerentes de un déficit de la teoría de la mente caliente.
Asimismo, Grandin (Sacks, 1995) comenta en referencia a sus dificultades aún como adulta, en lograr atención conjunta e interacciones afectivas compartidas con niños jóvenes, que parece reflejar un déficit de la teoría de la mente caliente. En la discusión anterior se propuso que la atención compartida o conjunta era un probable pre-requisito para el desarrollo de niveles mas altos de habilidades asociadas con la amistad. Williams (1994) aportó comprensión a sus dificultades al aceptar que los más altos niveles de amistad implican familiaridad y afecto, tensión, reacciones emocionales incompatibles, tales como la reacción de escape. Estos ejemplos aportan comprensión para posibles enlaces entre las dificultades asociadas con aspectos de lasamistad, como se evidenció en el presente estudio, y el déficit de la teoría de la mente caliente.
Las propuestas presentadas por Brothers (1995) y Brothers y Ring (1992) introduciendo una distinción entre teoría fría y caliente del pensamiento y la postulación de que un déficit de la teoría de la mente caliente puede explicar el desarrollo de la comprensión social de las personas con autismo, garantiza una atención extensa en un futuro.
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